jueves, 24 de septiembre de 2009

Sus Principios


La ley del "dharma"

Dharma proviene de una palabra sánscrita cuya raíz "dhr" significa sostener, mantener. El dharma es la ley que mantiene el orden del universo. Esta noción es fundamental en el hinduismo (La ley eterna). El orden que existe en el universo, el de los dioses y sus relaciones, la naturaleza y su ciclo de astros, estaciones que regulan las cosechas y el brote de las plantas, el hombre y sus relaciones sociales con sus jerarquías de las castas y el orden moral de cada hombre. El "dharma" es el funcionamiento armonioso del universo. Pero existe un "a-dharma" o ausencia de orden, una especie de mal que todo lo distorsiona y que se traduce en sed de ganancia, violencia, apetito de los placeres, ganancias, éxito... Todo eso aleja el momento de liberación. Por eso el respeto el "dharma" exige aniquilar en uno mismo la ambición y la concupiscencia (el "a-dharma"). El culto y ritos ayudan a ello y sobre todo la devoción o "bhakti" (relación espiritual y mistica del fiel y su dios).

La doctrina del Karma
Esta palabra, en sánscrito, significa "acto", "obra". Más concretamente, el karma es la fuerza "invisible", que emana de todos los actos humanos. Esta energía es la que hace al alma, prisionera de un cuerpo y le obliga a reencarnarse. El karma hinduista es algo así como el balance de nuestros actos: de nuestras y malas acciones. Así dice la ley del karma: "somos lo que hemos hecho, seremos lo que hagamos o haremos". Pero la conciencia del débito acumulado desaparece con la introducción del atmán en otro cuerpo. Para evitar la pesadez del karma, se puede realizar mediante la devoción o los sacrificios a su divinidad preferida: Visnú, Siva, Krisna... o el yoga, desatando así todos los vínculos con el mundo. Los "Shadus" o santones hindúes y "Yoguis" o ascetas son numerosos en la India y parte de su conglomerado socio-religioso. De esta manera la ley del Karma queda paliada en su fatalismo ya que depende de los esfuerzos del hombre para liberarse de dicho peso. Esta esperanza da sentido a la existencia del hombre. El objetivo de la existencia, a pesar de los renacimientos es la liberación. Los hindúes la llaman "moksa". Dicha liberación deja el alma libre del "karma"

La doctrina del Samsara
Es lo que llamamos comúnmente la "trasmigración de las almas". La palabra viene de "Sam si" (fluir con). El samsara es la corriente perpetua que arrastra el alma individual a través de las reencarnaciones sucesivas. Está simbolizado en una rueda siempre en movimiento, o también en la sucesión de las olas de un río incesante. El "atmán", el alma eterna, está desterrado en el cuerpo. A esta situación de cautividad se le llama "hamsa". Como un ave migratoria, el "hamsa" va volando de cuerpo en cuerpo, sin fin, durante toda la duración del ciclo cósmico, antes de romper definitivamente con esa sujeción. Pero entorpecida por el peso de sus malas acciones, va bajando en la escala de los seres, renaciendo en el cuerpo de un hombre de categoría inferior, y hasta de un animal o una planta. O bien, aligerada por sus buenas acciones, se va elevando en esta escala de reencarnaciones.

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